“Ser bueno es buen negocio”, cuando se rompen los paradigmas sobre la RSE

Una visión desde México con Edgardo López, director de Expok

Edgard López, director de la revista Expok (referentes en comunicación de sustentabilidad y responsabilidad social, en México), nos habla de las claves para combatir el mal uso de las RSE en las empresas y romper los paradigmas que la contaminan.

Si la responsabilidad social es para su empresa aquella práctica que sirve para amortiguar, maquillar, disfrazar o limpiar un mal precedente o un desastre contra el medio ambiente o la comunidad, entonces usted ha comenzado a enterrar muy hondo la trayectoria y la reputación que hayan alcanzado sus marcas o servicios, porque ha mal entendido la visión integral que su negocio debe tener a tono con el respeto a las personas, a la comunidad y al medio ambiente.

Para empezar, el ejercicio de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) como tal ha evolucionado en criterios de aplicación, alcance y compromisos integrales desde dentro de las corporaciones, pasando por la filosofía de sus ejecutivos, con transferencias a los colaboradores y adopción de producción sostenible, visto hacia la comunidad y el medio ambiente. Parte de esta visión y compromiso incluye el ejercicio de la transparencia, de la mano de prácticas de creíbles.

Para Edgard López, director de la revista Expok (referentes en comunicación de sustentabilidad y responsabilidad social, en México), si las empresas siguen mal entendiendo las RSE y las usan como herramienta de comunicación cosmética, lejos de comunicar, estarán desinformando. 

“Hay uso indiscriminado de los asuntos de RSE,(la usan para hablar de asuntos bonitos (…) Este es el principal motivo por el cual la RSE no ha acabado de despegar, por eso es no del todo comprendida”, lamentó.

Hay que romper paradigmas

Edgard López es conocido en el mundo corporativo mexicano como uno de los profesionales que mejor conocen los beneficios de la correcta aplicación de las RSE, debido a su visión integral sobre las mismas. Le preguntamos: ¿Cómo cambiar la mentalidad errónea sobre las RSE? 

Su recomendación fue: “El esfuerzo se debe centrar en reconocer la RSE como una iniciativa que contribuye, atrae talento, abre puerta a créditos, construye reputación, y ayuda a ser responsables para evitar impactos negativos de los actos corporativos, o responder por ellos, en su defecto”.

Recordó el escándalo en el que se involucró a Facebook, con el uso ilegal de datos de 50 millones de usuarios de esa red social, por parte de Cambridge Analytica, para influir psicológicamente a los votantes de las elecciones de Estados Unidos que dieron la victoria a Donald Trump, en 2016. La reacción de Mark Zuckerberg fue disculparse ante el público, reconocer el error y enmendarlo con medidas de seguridad y reserva de los datos personales de cada uno de los usuarios de su red social.

La lectura de López, acerca de la reacción de Zuckerberg, la resume bajo un término: la debida diligencia. Este escándalo, dijo, sirvió para que Facebook, y el resto de empresas en el mundo que se vieron en ese espejo, lograran reconocer que deben tener compromisos ante los públicos y capacidad de mejorar sobre sus actos.

Otro ejemplo claro en esa dirección, recordó, fue el del parque temático del Grupo Xcaret, en Quintana Roo, donde murió un niño, tras ser succionado por un sistema de uno de los juegos acuáticos. La empresa respondió admitiendo la falla como un error humano, y fortaleciendo sus protocolos de seguridad.

Para López, Grupo Xcaret, fue más allá de los trámites legales de este tipo de crisis, al reconocer el incidente, compensar a la familia y tomar medidas para evitar uno más.

Lo que le pasó a Facebook y a Grupo Scaret, agregó López, refleja que las RSE no deben verse como iniciativas para hacer y comunicar donativos de conveniencia.

López recomendó que, para dejar de mal entender la RSE, los ejecutivos, los propietarios, y los colaboradores deben abordarla por partes: la primera, el compromiso con el medio ambiente (en lo social, lo económico y su diseño), y la segunda, en la gestión de la riqueza y el compromiso con los consumidores. 

“De esta manera se forma un criterio real en asuntos de RSE (…) Los directivos y el empresariado deben ser los primeros en entender de qué va la RSE y la sustentabilidad, romper los paradigmas”, reiteró.

Bajo esa visión y ya bien entendida la RSE, dijo, cada miembro de la empresa que haga su papel y ejemplificó, que el gerente de finanzas haga RSE y le llame “ASG” (Ambiental, Social, Gobernanza); que el de mercadotecnia haga Responsabilidad Social y le llame “propósito”; el de asuntos corporativos que le llame RSE; y que el de encargado de calidad y operaciones que le llame “sustentabilidad”.

Una de las recomendaciones que López hizo a los empresarios centroamericanos en ese sentido fue la siguiente: “En las empresas familiares hay mucha tradición de legado y de ego que ya es tiempo de romper el paradigma acerca de que la RSE es una noble práctica. La RSE es útil y necesaria para fortalecer el negocio y la competitividad. Ser bueno es buen negocio, deja buen rendimiento a las organizaciones.”

Lo que se necesita, concluyó López, es que la alta dirección tenga un mejor entendimiento y dimensiones de las bondades de la RSE y la sustentabilidad.

 “Hay uso indiscriminado de los asuntos de RSE, la usan para hablar de asuntos bonitos (…) Este es el principal motivo por el cual la RSE no ha acabado de despegar, por eso es no del todo comprendida.”